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Insights

January 2, 2018

El arte de construir relaciones personales

Llega el nuevo año, el verano, y como probablemente muchos de ustedes lo harán, yo enviaré a mis 3 hijos a un “summer camp”.

Como madre, me encanta que mis hijos puedan vivir esa experiencia. No sólo son dos semanas en las que hacen deporte y están al aire libre (o… lejos de las pantallas). Son también dos semanas en las que tendrán que ejercitar una de las habilidades más importantes que creo debemos desarrollar como personas. La habilidad de conectarnos y establecer relaciones con los demás.

Esta habilidad no sólo es necesaria para nuestra subsistencia como especie, sino también para nuestro crecimiento y desarrollo emocional e intelectual.

Y llevándolo al ámbito de la gestión empresarial (tema que motiva estas columnas), es una habilidad esencial para la subsistencia y crecimiento tanto de nuestras empresas, como de nosotros como profesionales, emprendedores, empresarios, ejecutivos y directivos.

Pero expandir nuestras redes de contacto y conocer nuevas personas (nuestros próximos mentores, clientes, socios, proveedores, directores, amigos…) no resulta tan fácil, y menos aún establecer relaciones personales significativas con ellas. Relaciones que según yo son las únicas que de verdad nos permiten desarrollarnos y expandirnos.

Este tipo de relaciones se generan con mayor facilidad durante nuestra época escolar y universitaria.

¿Como podemos entonces ampliar nuestras relaciones en nuestra etapa profesional y laboral?

Siendo extranjera y habiendo partido mi vida en este país al inicio de mi etapa universitaria, este ha sido un desafío constante en mi vida. Más aún, siendo una persona bajo todas las definiciones, introvertida…

No soy, ni pretendo ser una experta en este tema. Sólo puedo decir que mi propia realidad y curiosidad me impulsaron a explorar, leer, hablar y profundizar sobre este tema con mucha pasión. Lo que me ha permitido avanzar en este ámbito con cierto nivel de satisfacción. Aún tengo mucho que aprender y mucho por recorrer…

Y como estas columnas tienen el único objetivo de compartir mis reflexiones con la esperanza de aportar a la vida de alguien más, comparto mis reflexiones sobre el arte de construir relaciones personales.

Partamos por lo básico.

Para construir una relación, una conexión con otra persona, se necesita a esa otra persona… Y que esa otra persona coincidentemente tenga la apertura e interés de construir una relación con nosotros. Una relación de confianza, apertura, de colaboración y de intercambio de ideas.

¿Pero como nos encontramos con esas personas?

Ciertamente no lo lograremos si no nos movemos de nuestro escritorio o nuestro living, o si interactuamos únicamente con aquellos dentro de nuestro círculo más cercano.

¿A cuantos cumpleaños, reuniones, conferencias o eventos hemos dejado de ir aludiendo al cansancio, falta de tiempo o a que no conocemos a nadie? ¿Cuantas instancias hemos dejado de propiciar nosotros?

Bueno, cada uno tiene su propia respuesta. En mi caso… muchas.

¿Debemos entonces abrirnos a más instancias de sociabilización?… ¡Si!

Pero para que todo fluya con naturalidad y sin presión, creo que tenemos que reconocer y ser fieles a nuestra naturaleza.

Si nuestra naturaleza es extrovertida, nos sentiremos más cómodos en compañía de muchas personas y rodeados de muchos estímulos. Si nuestra naturaleza es más bien introvertida, nos sentiremos más cómodos en espacios más íntimos y reducidos.

Privilegiemos las instancias que nos generen mayor comodidad, para poder transitar por este recorrido con mayor tranquilidad.

Pero abrirse a la posibilidad de conocer nuevas personas y propiciar los encuentros es sólo el primer paso. Lo más difícil y desafiante es generar la conexión.

“Conexión es la energía que existe entre las personas cuando se sienten apreciadas, escuchadas y valoradas; cuando pueden dar y recibir sin juicios; y cuando generan sustento y fortaleza de la relación” – Dr. Rene Brown

Yo soy una fiel creyente en que las conexiones verdaderas se generan de forma espontánea cuando coexisten dos elementos:

  • Cuando proyectamos esa energía de serenidad y seguridad que proviene de la conexión con nosotros mismos, de conocernos y aceptarnos.
  • Cuando sentimos un genuino interés por conocer a la otra persona, por escucharla, sin esperar nada a cambio.

Pero para que esa espontaneidad surja debemos propiciarla, acercándonos a los demás y haciendo fácil que los demás se acerquen a nosotros…

Si con frecuencia nos presentamos ante los demás como lejanos, ocupados y herméticos, dejamos poco espacio para el acercamiento. Un poco de apertura, disponibilidad y vulnerabilidad acortan mucho las distancias.

Y cuando finalmente se da la conexión viene la etapa de inversión. Y esta etapa toma tiempo, paciencia, energía, esfuerzo y compromiso.

Tenemos que estar dispuestos a dedicarle tiempo a estas nuevas relaciones. Tenemos que estar dispuestos a dar. ¿En que podemos aportar a estas personas? ¿Escuchando? ¿Conectándolos con otras personas? ¿Ofreciendo nuestro conocimiento y experiencia? ¿Nuestra ayuda?

“No podemos vivir solo para nosotros mismos. Nuestras vidas están conectadas por miles de lazos invisibles, a través de los cuales nuestras acciones corren como causas y retornan como resultados.” – Herman Melville

Los invito a compartir su sabiduría sobre este tema, sus consejos y sus datos prácticos sobre cómo y dónde conectarnos con otras personas.

¡Conectémonos!